“Criticaen25” es un punto de encuentro para todos los cinefilios, habitantes del séptimo planeta del sistema solar de las artes. Una propuesta amena y divertida a la par que abierta al debate y a la reflexión en la que, tan diariamente como sea posible, se irán comentando películas de todos los tiempos, con independencia de su género o fama. Un lugar en donde relajarse y disfrutar de un rato agradable en buena compañía.

Las Últimas Horas de la Tierra [2011]

 Publicado El: Martes, 5-Sep-2017. Nº De Serie: C25/TCM/0002136.
 Vista En: Cuatro, viernes 27 de enero de 2017.
 Título Original: Earth’s Final Hours.
 Director: W.D. Hogan.
 Guión: Rachelle Howie, David Ray y Robert Ozn. Género: Ciencia Ficción.
 Música: Michael Neilson. Fotografía: Anthony C. Metchie.
 Decorados: [Desconocido]. Vestuario: Tanya Lipke.
 Productora: Third Planet Productions. Presupuesto: [Desconocido].
 País: Canadá. Año: 2011. Duración: 84 minutos. Color.

Reparto:
Personajes:
Robert Knepper
John Streich
Julia Benson
Chloe Edwards
Cameron Bright
Andy Streich
Julia Maxwell
Michelle Fulton
Michael Kopsa
Lockman
Roark Critchlow
Arnett
Bruce Davison
Rothman
Alex Zahara
Agente Massie
David Richmond-Peck
Edward Leary
Gardiner Millar
Científico
Ali Liebert
Darlene
Hiro Kanagawa
Técnico

 (Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)

 Argumento: Tras el impacto de un minúsculo meteorito de neutrones contra la Tierra que la ha atravesado, su rotación y su escudo electromagnéticos se detienen lentamente. Streich, un agente de la CIA, no solo descubre un plan del gobierno para salvar solo a la élite, si no que unos científicos habían dado con una posible salvación total e intenta activarla antes que sea tarde.

 Crítica: Deliciosamente nauseabundo largometraje apocalíptico amparado a duras penas en una ciencia de saldo y rebajas y en un reparto encabezado por un Robert Knepper que se deja en el perchero a sus villanos memorables para enfundarse en la piel de un héroe no memorable, metido a calzador con una serie de tramas secundarias y al lado de una gente que lo de “actuar” solo es un concepto (Cameron Bright, el niño prodigio en cintas como Reencarnación [Jonathan Glazer, 2004], probando que ya ni es niño ni tampoco un prodigio; Arnett y Lockman, los eternos burócratas chupatintas que prefieren seguir su propia agenda de salvación mundial clasista y facinerosa que no la altruista y desinteresada, unidimensionales al extremo; Bruce Davison, consciente de la “categoría” que tiene el rodaje en donde se ha metido y dejándose llevar por el cheque y lo estereotipado de su papel). Divertido en sus efectos especiales más por sus implicaciones que por ellos en si mismos y con un guión que pasa el metraje lanzando unas flatulencias narrativas pestilentes como charca de cerdos, la película no es catastrofista, si no que ella misma es una catástrofe completa a 24 fotogramas por segundo, metiendo secuencias imposibles con algún aderezo de pseudoconspiración de medio pelo (las lenguas de fuego que aparecen debido al desmorone del escudo, apareciendo justas y precisas para ¡oh, casualidad! dar buena cuenta de los malos; el tema del agujero blanco, una teoría científica no demostrada pero que viene al pelo a modo de burda explicación para el origen de la catástrofe; el programa Resonator, copiado a su modo de El Núcleo [Jon Amiel, 2003] para dar fe de esa obsesión onanista que tiene el gobierno USA por los proyectos de alto secreto). Un trabajo con inexistente capacidad de sorpresa, todavía menor en credibilidad, perfecto a modo de circo de verbena de barrio, lamentable en su patetismo.

 La Puntilla: Un solo meteorito de neutrones dejaría la Tierra como un queso de gruyere. El escudo electromagnético sería lo de menos.
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