“Criticaen25” es un punto de encuentro para todos los cinefilios, habitantes del séptimo planeta del sistema solar de las artes. Una propuesta amena y divertida a la par que abierta al debate y a la reflexión en la que, tan diariamente como sea posible, se irán comentando películas de todos los tiempos, con independencia de su género o fama. Un lugar en donde relajarse y disfrutar de un rato agradable en buena compañía.

Ben-Hur [2016]

 Publicado El: Domingo, 4-Sep-2016. Nº De Serie: C25/TCM/0000850.
 Vista En: Cines Los Prados (Oviedo), sábado 3 de septiembre de 2016.
 Título Original: Ben-Hur.
 Director: Timur Bekmambetov.
 Guión: Keith R. Clarke y John Ridley, basado en la novela homónima de Lee Wallace, publicada en 1880. Género: Aventuras.
 Música: Marco Beltrami. Fotografía: Oliver Wood.
 Decorados: Alessandra Querzola. Vestuario: Varvara Avdyushko.
 Productoras: LightWorkers Media, Sean Daniel Company, Paramount Pictures y Metro-Goldwyn-Mayer. Presupuesto: ±100.000.000 $.
 País: USA. Año: 2016. Duración: 125 minutos. Color.

Reparto:
Personajes:
Jack Huston
Judah Ben-Hur
Toby Kebbell
Mesala Severus
Rodrigo Santoro
Jesús
Nazanin Boniadi
Esther
Ayelet Zurer
Naomi Ben-Hur
Pilou Asbæk
Poncio Pilatos
Sofia Black-D’Elia
Tirsa Ben-Hur
Morgan Freeman
Ilderim
Marwan Kenzari
Druso
Moises Arias
Dimas
James Cosmo
Quinto
Haluk Bilginer
Simónides

 (Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)

 Argumento: Judah Ben-Hur es un acomodado príncipe judío al que acusan de haber intentando asesinar a Poncio Pilatos. Intentando proteger a su familia se autoinculpa del crimen, siendo enviado a las galeras. Cinco años después, escapa después que su barco es destruido, rescatado por un comerciante que le da la ocasión de enfrentarse a Mesala, su antiguo hermano y verdugo.

 Crítica: Otrora autor de Guardianes de la Noche [2004] y Guardianes del Día [2006], Timur Bekmambetov destruye de forma sistemática la novela de Lew Wallace con un film cuyo planteamiento, desarrollo y desenlace se define con dos sencillas palabras: “muy poco” (actuaciones muy poco creíbles, paisajes muy poco aprovechados, escenarios muy poco lucidos, efectos especiales muy poco elaborados, y así un largo etc.), dando como resultado un proyecto en donde no se notan los 100 millones invertidos, transmitiendo la sensación de ser más una película para TV de la HBO que de un alarde de superproducción (el puerto de Tiro, digital que espanta en su diseño; las apariciones de Jesús, en el que Rodrigo Santoro transmite la misma emoción que ver el secarse de una pared recién pintada: mención aparte merece Toby Kebbell y su cara de estreñimiento perpetuo; las carreras de cuádrigas, filmadas como si quisieran imitar la pelea de gladiadores vista en Pompeya [Paul W.S. Anderson, 2014]). Deficiente hasta en los cambios de guión con respecto a la original, el remake hecho por el director de Abraham Lincoln: Cazador de Vampiros [2012], más que una película, es una pústula infecta y purulenta incapaz de tener un solo atisbo de dignidad cinematográfica, convirtiéndose a su vez en el síntoma de una epidemia que domina a Hollywood (la fiebre, nunca mejor dicho, por los remakes y reboots), que no funciona ni siquiera en la banda sonora ni en los secundarios o el vestuario, excepto en el retrato de la crueldad romana hacia todos los que no sean como ellos (lo único que realmente sí está bien hecho: el resto se va por la pendiente de una decrepitud dolorosa de soportar). Una tragedia donde ni siquiera un muermo Jack Huston sostiene el ejemplo último de lo que debe ser una película. Y que la OMS piense en declarar las rastas de Morgan Freeman como “enfermedad infecciosa”: dañan solo de verlas.

 La Puntilla: ¿Destruir una obra cumbre del cine con un remake así puede ser tildado de “crímenes contra la humanidad”?. Si no lo es, debería serlo.

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