Cosas de Terror y eso

COSAS DE TERROR Y ESO

 Lugares enfermizos, degradados, pasillos oscuros con escasa o ninguna luz, bosques siniestros, casas encantadas, castillos escalofriantes y mil cosas más, el cine de terror ha sido desde sus mismos orígenes una fuente inagotable de causar espanto en los espectadores. A veces con una sutileza que raya en lo onírico y a veces con una casquería impresentable, las películas de terror han buscado incomodarnos en nuestras butacas y ponernos el corazón atravesado en la garganta. El Caserón de las Sombras, House on Haunted Hill, Amityville, La Casa Encantada, La Cosa, Poltergeist, Insidious y El Exorcista (y la lista se pierde en el horizonte) son buenos ejemplos del cine ideado para estremecer y acongojar. Del espacio exterior o del Más Allá, causando una masacre tras otra o con apenas un muerto por película, los directores de terror han sabido rebuscar en nuestras almas lo que más nos intimida para luego restregárnoslo por delante nuestro: William Friedkin, John Carpenter, Hideo Nakata, James Wan, Sam Raimi...su habilidad para provocar el susto ha dado desde lo más refinado a lo más barriobajero, desde los slashers de los años 80 y 90 al terror oriental del nuevo milenio, de la Universal a la Hammer, pasar miedo es una adicción para cualquier devoto del género. Fantasmas o monstruos, aliens o criaturas surgidas de los abismos del subconsciente, la unión de todo ello crea un universo riquísimo y variado en donde, como en un buffet libre, el terror se puede servir “a gusto del cliente”: zombies, vampiros, brujas, psicópatas homicidas...el terror no busca nuestra alegría si no nuestro sudor frío para, a lo largo de las eras, reflejar los temores de una sociedad siempre cambiante, desde cuevas prehistóricas a naves espaciales, de cintas de video a Internet. Porque el miedo reside en aquello con lo que convivimos día a día. En que un día se vuelva en contra nuestra, y no tengamos defensa contra ello. 

 Nº De Serie: NC/TCM/00020. Escrito Por: The Cineman.

 Publicado El: Viernes, 4 de marzo de 2016.

 Valora el artículo